martes, 26 de enero de 2010

Última intervención de la L.S.Tabarca: Búsqueda de un apneísta desaparecido en Mascarat


Tras la ultima intervención del lunes 25, en la que tuvimos que buscar a un apneísta, que hacia pesca submarina junto a un compañero, que perdió de vista en una inmersion y que dio la alerta al 112.
Nos han surgido muchas dudas sobre este deporte y por ello adjuntamos algo de información sobre el riesgo de sufrir un sincope mientras se realiza esta disciplina deportiva y como actuar si ocurre:
EL SÍNCOPE
También llamado mal de los 7 metros, o black out en inglés, el síncope aparece cuando no llega la suficiente cantidad de oxígeno al cerebro. Entonces, se produce un desmayo que permite al cuerpo economizar mejor el poco aire disponible. Se considera que aproximadamente una persona puede estar unos 4 minutos después de dicho desmayo sin respirar antes de que se comiencen a producirse lesiones irreparables en el cerebro (sin embargo esto puede variar mucho según la persona, la situación ... ) .
La forma más frecuente de síncope se produce en los últimos 7 metros de la subida. Incluso puede aparecer ya en la superficie. Esto se debe al siguiente fenómeno, que también provoca una mayor peligrosidad en las inmersiones profundas:
El oxígeno pasa a la sangre (simplificadamente) gracias a una diferencia de presión entre el oxígeno que hay en el aire de los pulmones y la sangre que rodea éstos (que tiene menos presión). A medida que descendemos a más profundidad, nuestros pulmones se van comprimiendo, y la presión del oxígeno en el aire aumenta respecto a la de la sangre. Es decir, cuanto más profundo estemos, más fácilmente asimilaremos el oxígeno de nuestros pulmones, y tendremos una falsa sensación de bienestar, de tener suficiente aire.
Cuando ascendamos de nuevo hacia la superficie se produce el fenómeno contrario : los pulmones van recobrando su volumen normal , y la presión del oxígeno del aire de los pulmones va disminuyendo respecto a la de la sangre , con lo que resulta cada vez más difícil asimilar el oxígeno de las reservas de aire que tengamos . Cuando estemos ya cerca de la superficie, la presión en sangre y aire puede llegar a igualarse, con lo que no podríamos asimilar la suficiente cantidad de oxígeno, y se produciría el síncope.

Para asistir a una persona que sufre un síncope, el socorrista debe actuar rápida, intuitiva y eficazmente, ya que en este caso el tiempo es inversamente proporcional a las posibilidades de recuperación. A mayor tiempo empleado para asistir al apneísta, menos posibilidades de recuperarlo. A continuación os detallamos los pasos más importantes a tener en cuenta a la hora de asistir:
1. Como norma principal, un apneísta de seguridad deberá permanecer en superficie, siempre que el otro esté en inmersión o preparándose para ella.
2. El apneísta de superficie debe permanecer en alerta, hasta que el apneísta que esté en inmersión haya alcanzado la superficie y no aparezcan señales sospechosas de síncope, incluso después de haberla alcanzado.
3. El apneísta de superficie debe estar preparado para descender a la más mínima sospecha de síncope, lo cual significa estar ventilado cuando el compañero inicia el remonte.
4. Como norma general, los últimos metros, y en especial cuando nuestro compañero esté rozando los limites, los subiremos junto a él, observando con detenimiento su lenguaje corporal (recordad los síntomas más comunes).
5. Para subir el apneísta a superficie, debe ser liberado del cinturón de plomos y abandonado (asegurándonos de que no hay nadie justo debajo), mantendremos la máscara del apneísta en su lugar, y su boca tapada para evitar la entrada de agua.
6. Una vez en la superficie, pediremos inmediatamente ayuda a la embarcación o a la orilla.
7. Sin perder tiempo, le quitaremos la máscara y expondremos la cara del apneísta al aire, abriendo sus vías respiratorias. Comprobaremos si hay respiración espontánea (entre cinco y diez segundos). En caso afirmativo, seguiremos manteniendo sus vías respiratorias abiertas permitiendo la correcta ventilación y el contacto con el ambiente. Si la respiración no se produce, procederemos a la reanimación mediante la práctica del boca a boca. El buceador puede estar sufriendo además el llamado reflejo laringoespásmico, y la primera o segunda insuflación de aire, puede ayudarle a recuperar su propio ritmo de respiración.
8. Asimismo, es importante intentar comunicarse con el apneísta aunque esté inconsciente, hablándole al oído y estimulando su recuperación sensorial.
9. Una vez despierto, ayudaremos al apneísta a salir del agua, y le proporcionaremos toda clase de ayuda y comodidad. Debemos buscar asistencia médica lo más rápidamente posible y no dejar al apneísta volver al agua, hasta pasadas por lo menos 24 horas o hasta que el médico lo considere oportuno (síndrome del segundo ahogamiento).

Por ultimo, comentar que la intervención termino con la localización del apneista que únicamente se había separado de su compañero perdiéndose de vista y que opto por regresar a nado hasta la playa de Campomanes