En primer lugar hay que situarse sobre el objetivo en vuelo estacionario (altura constante y velocidad cero) y lo más orientado al viento posible. A partir de este momento, el operador de grúa dirige al piloto (que no ve el objetivo) para mantener el helicóptero sobre el punto y baja al rescatador hasta el objetivo. Una vez abajo, el rescatador engancha a la víctima y normalmente sube con ella. Dependiendo del tipo de helicóptero y de las condiciones del rescate, éste se suele hacer a unos 100 ft. (33 m.) de altura. Esta maniobra requiere una gran coordinación entre el operador de grúa y el piloto, por lo que ha de practicarse mucho antes de hacerla con una persona. En los entrenamientos se practica hasta conseguir colocar el gancho de la grúa en un círculo de 1 m. de diámetro aproximadamente. Algunos modelos de helicópteros disponen de un sistema para que el operador de grúa pueda controlar el desplazamiento del helicóptero por medio de un pequeño "joystick" mientras se efectúa el rescate.
En las llamadas "grúas de combate", se pretende que el helicóptero esté el menor tiempo posible en vuelo estacionario y a la menor altura posible. Para conseguir esto, el operador de grúa va soltando el cable mientras el helicóptero se aproxima al rescatado. Una vez que éste se ha colocado el arnés de rescate, el helicóptero comienza el despegue mientras el operador de grúa va recuperando al rescatado. En condiciones adecuadas, toda esta maniobra puede durar menos de un minuto.
